Infecciones de la herida quirúrgica de la #cesárea.


Al igual que en cualquier otro tipo de cirugía, la herida abdominal realizada para hacer la cesárea, también puede sufrir una infección.

La incidencia de la infección de la herida quirúrgica tras una cesárea disminuye de forma importante con la utilización de antibiótico profiláctico durante la intervención (cirugía limpia- contaminada). En el caso de la cesárea, el antibiótico se administra por el anestesista o su enfermera, tras la salida del recién nacido (tras el pinzamiento del cordón ya se puede administrar, evitando así el paso de antibiótico al recién nacido).

Entre los factores de riesgo de desarrollar una infección de la herida quirúrgica se encuentran: obesidad, diabetes, tratamiento con corticoides y estados de inmunosupresión, anemia y formación de hematoma.

La infección de la herida quirúrgica no es inmediata, lógicamente. La fiebre por formación de un flemón o absceso de la herida suele aparecer hacia el cuarto día después de la cirugía. Por lo tanto, ante la aparición de fiebre puerperal (tras el parto) en esos momentos, será necesario explorar la cicatriz en busca de signos inflamatorios (eritema, edema, dolor, aumento de temperatura local).

¿Qué posibilidades de tratamiento existen?

  1. Antibióticos: orales o intravenosos (si hay ingreso hospitalario), al menos durante 5 a 7 días.
  1. Desbridamiento y drenaje quirúrgico del absceso: para ello se tendrá que emplear una técnica aséptica y material estéril. Con unas pinzas, sonda acanalada y una tijeras se procederá a la limpieza de la herida infectada.

Complicaciones de la infección de la herida quirúrgica:

1.- Dehiscencia de la herida: la dehiscencia de la herida afecta a la abertura de la aponeurosis (se abre la piel y se puede observar la capa inferior). Suele manifestarse alrededor del quinto día postoperatorio. La mayoría se desarrolla tras la infección uterina y se manifiesta con una supuración serohemática (como agua tras lavar la carne). Se trata de una complicación severa y requiere también tratamiento quirúrgico, con desbridamiento y nuevo cierre. Por tanto, la solución pasa por volver a reintervenir.

En la fotografía que más arriba podéis observar como la herida está a tensión. Existe un borde sobrelevado que hace que las dos caras de la herida no estén bien unidas. A los días de retirar los agrafes restantes, esta herida se abrió y empezó a drenar líquido serohemático con coágulos. Tras 10 días de curas, la piel volvió a cerrarse.

Debemos de tener en cuenta que ambos lados de la herida no deben cerrarse inmediatamente para que la herida cierre por segunda intención (esto es de dentro hacia afuera). Para ello, se emplea una gasa mechada, que se introduce en el interior de la herida y cada día que pasa se introduce menor cantidad. Ver Complicaciones Cesárea 1 y Complicaciones Cesárea 2.

2.- Fascitis necrosante: se trata de una infección de la herida muy grave y con mortalidad muy alta. Además de complicar la infección de la herida quirúrgica, también puede aparecer en una episiotomía de un parto. Como su propio nombre indica, esta complicación se asocia a necrosis tisular importante (el tejido queda de color negro por falta de vascularización sanguínea). Requiere, además de antibióticos, el desbridamiento quirúrgico amplio con exéresis (extirpación) del tejido necrótico. A veces, la resección de la aponeurosis es tan amplia que requiere el uso de una malla sintética para conseguir el cierre de la pared abdominal.

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Saludos.

 

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